Los Galmarini.

Martín, el del gol del ascenso: «El club es mi segunda casa». Fernando, político: «Ahora, a consolidarse».

 

 

Desde muy chico estuvo acostumbrado a ser el «hijo de» y por eso nunca le pesó llevar el apellido Galmarini; es más, se siente «orgulloso» de hacerlo. Ahora, Martín es conocido por mérito propio, por ser una de las figuras del Tigre que consiguió el ascenso a Primera tras 28 años y no tanto por Fernando, su padre, quien fue diputado, senador, ministro y secretario de Deportes durante la primera presidencia de Carlos Menem. Ah, el Pato también jugó al fútbol hasta que le ganó «la militancia».

—Martín, ¿fue difícil tener un padre funcionario?
—No, porque cuando nací, mi viejo ya lo era, entonces me acostumbré a eso desde chico. Creo que es lindo tener un padre reconocido por su trabajo. Siempre fue de conocimiento público.

—¿Y vos cómo lo viviste, Fernando?
—Aunque Martín diga eso han sido muy pesados para él sus primeros tramos en la Primera de Tigre. Mucha gente lo insultaba porque pensaban que jugaba por ser mi hijo. Además, no sólo yo podía ser motivo de eso: su mamá, Marcela Durrieu, fue diputada nacional y Sergio Massa es el esposo de Malena, una de mis hijas (además, Ezequiel Bidau, tesorero del club, está casado con otra de las tres hermanas de Martín).

 —Martín, ¿tuviste diferencias con tus compañeros por el tema?
—Por suerte jamás me hicieron sentir sapo de otro pozo. Yo me adapté a todos los grupos y nunca me sentí diferente; por lo tanto, ellos tampoco. Hoy tengo compañeros que siguen viviendo en barrios muy humildes, con los que hay una gran diferencia en cuanto a lo social y sin embargo, no tenemos problemas. Uno de ellos es el Chimi Blengio, quien es un gran amigo para mí.

—Vamos a lo futbolístico. ¿Por qué creen que ascendió Tigre?
—Creo que la llegada de Sergio Massa tuvo mucho que ver. Hubo un cambio estructural grande; la hinchada aportó lo suyo, los jugadores y los dos cuerpos técnicos también (Martín).—Comparto lo que dice Martín. Pero lo más importante es que Tigre ascendió, por el significado que tiene en la zona norte. Ahora tiene que consolidarse en Primera y si tiene suerte de permanecer, creo que en cinco o diez años puede transformarse en una de las instituciones más importantes del fútbol local.

—¿Te quedás en Tigre?
—Sí, tengo contrato por dos años más. Estoy muy contento en el club porque para mí es una segunda casa. Si después surge una oferta que me convenga a mí y al club, será bienvenida.

—Y ahora, ¿Martín es el hijo de o Fernando es el papá de…?
—Ja, ja… Yo soy el padre de Martín. Más allá del gol que le hizo al Mono (por Navarro Montoya) en la Promoción, el del triunfo y del ascenso, tengo que decir que lo que más me emocionó de Martín en este último tiempo, es que haya ido al velatorio de Cejas (hincha fallecido en Mataderos, el día del ascenso). Ese gesto es digno de una persona como la que yo espero que sea mi hijo.

Fuente: Diario Ole.